Las nuevas traducciones de la Biblia – Parte II
Los modelos de traducción
Una de las cosas que más preguntas produce en cuanto a las diferentes traducciones de la Biblia es cómo es posible que, si partimos de los mismos documentos para traducir la Biblia, haya versiones que aparentemente son tan diferentes las unas de las otras.
Sin embargo, esta pregunta no debe generarnos inseguridad acerca de la fiabilidad de las diferentes traducciones ni dudas acerca de nuestra fe, sino, más bien, debemos verla como una gran oportunidad para conocer aún más profundamente la Palabra de Dios. Si hay algo que nos ofrece el amplio abanico de traducciones de las Escrituras es la posibilidad de acercarnos al texto desde diferentes perspectivas, tal como lo han hecho los traductores.
Cuando nos acercamos a una versión determinada de la Biblia, debemos saber que el contenido de la misma no difiere entre ella y otras; todas y cada una de estas versiones contienen La Biblia, la Palabra de Dios. Lo que nosotros llamamos versiones son realmente traducciones y no versiones propiamente dichas, porque no enfocan la historia de una manera distinta. Es decir, todas comparten el mismo contenido, pero utilizan diferentes estilos de traducción.
En este punto tenemos que recordar que nosotros —y otras editoriales que han traducido la Biblia— hemos tenido acceso a diferentes materiales para realizar nuestro trabajo. En primer lugar, contamos con muchos manuscritos que, a lo largo de la historia, se han ido descubriendo y traduciendo. Contamos con las traducciones antiguas en diferentes idiomas (griego, latín, etcétera), y contamos con las versiones que han traducido otras editoriales, que nos ayudan a ver cómo otros estilos de traducción han resuelto algunos asuntos complicados. No debemos olvidar que tenemos en las manos textos que tienen miles de años de antigüedad y que fueron escritos para que las personas de su época comprendieran el mensaje de la Palabra de Dios.
Cuando elegimos un determinado estilo de traducción, estamos pensando en el público al que queremos llegar y, a partir de allí, podemos elegir tres estilos diferentes.
A continuación, encontrará una descripción de estos tres estilos de traducción, realizada por los reconocidos autores Gordon Fee y Douglas Stuart en su obra La lectura eficaz de la Biblia:
EQUIVALENCIA FORMAL/LITERAL
El intento de mantenerse lo más cerca posible a las «formas» del hebreo o el griego, tanto a las palabras como a la gramática, a fin de poder ponerlas adecuadamente en un castellano comprensible. Mientras más cerca uno se mantenga del idioma hebreo o griego, más cerca se mueve hacia una teoría de la traducción que se describe a menudo como «literal». Las traducciones basadas en la equivalencia formal mantendrán intacta la distancia histórica en todos los puntos.
Por ejemplo, la RVR1960 o la Biblia de las Américas.
EQUIVALENCIA FUNCIONAL/DINÁMICA
El intento de mantener el significado del hebreo o el griego, pero poner sus palabras y expresiones idiomáticas en lo que sería la manera normal de decir lo mismo en castellano. Mientras más se quiera prescindir de la equivalencia formal a favor de la equivalencia funcional, más cerca se mueve uno hacia una teoría de la traducción que se describe frecuentemente como «equivalente dinámico». Tales traducciones mantienen la distancia histórica en todas las cuestiones fácticas e históricas pero «actualiza» las cuestiones del idioma, la gramática y el estilo.
Por ejemplo, la Nueva Traducción Viviente o la Nueva Versión Internacional.
TRADUCCIÓN LIBRE
El intento de traducir las ideas de un idioma a otros, con menos preocupación por usar las palabras exactas del original. Una traducción libre, a veces llamada también paráfrasis, trata de eliminar lo más posible la distancia histórica y a la vez ser fiel al texto original.
Por ejemplo, Dios habla hoy.
Video de Jose María de Rus
Ya que muchos de ustedes no lo han preguntado, y para terminar esta entrada, queremos compartir con ustedes como fue el proceso de traducción de la Nueva Traducción Viviente.
Para producir una traducción precisa de la Biblia en un lenguaje contemporáneo, el equipo de traducción debía tener la habilidad necesaria para acceder a los patrones de pensamiento de los antiguos escritores, y luego traducir aquellas ideas, connotaciones y efectos en un idioma contemporáneo comprensible. Para iniciar este proceso se requería eruditos bíblicos reconocidos que interpretaran el significado del texto original y lo cotejaran con la traducción preliminar. A fin de evitar sesgos personales y teológicos, el equipo de eruditos debía representar a una variedad de grupos evangélicos capaces de emplear las mejores herramientas exegéticas. Luego serían necesarios correctores de estilo del idioma, que trabajarían junto a ellos para darle al texto una forma comprensible en el lenguaje contemporáneo.
Con estos objetivos en mente, el Comité de Traducción de la Biblia contrató a especialistas que representaban un amplio espectro de denominaciones, perspectivas teológicas y trasfondos de toda la comunidad evangélica. Cada libro de la Biblia fue asignado a tres especialistas con pericia reconocida en ese libro o grupo de libros. Cada uno de ellos hizo una revisión completa de la traducción preliminar y remitió las modificaciones sugeridas al traductor principal correspondiente. Este revisó y resumió las sugerencias y propuso un primer borrador del texto traducido. El borrador sirvió de base para varias etapas adicionales de revisión exegética y estilística. Luego, el Comité de Traducción de la Biblia se reunió, revisó y aprobó cada versículo de la traducción final. A lo largo de este proceso de traducción y edición, los traductores principales y sus equipos de especialistas tuvieron la oportunidad de revisar la edición realizada por el equipo de correctores de estilo. Esto permitió controlar que no se introdujeran errores exegéticos en las etapas finales del proceso, y que el Comité de Traducción de la Biblia quedara satisfecho con el resultado final. Al elegir un equipo de especialistas calificados y de correctores de estilo hábiles, y al establecer un proceso que permitiera interacción a lo largo de las etapas, la NTV ofrece una traducción refinada que preserva los elementos formales esenciales de los textos bíblicos originales, en un idioma claro y comprensible. Tyndale House Publishers publicó en inglés por primera vez en 1996 la Holy Bible (Santa Biblia), New Living Translation (NLT), usando la teoría de traducción más moderna. Poco después de esta primera edición, el Comité de Traducción de la Biblia comenzó un proceso de revisiones y pulido de la traducción. El propósito de esta revisión continua fue el de mejorar el nivel de precisión sin sacrificar la calidad de un texto de fácil comprensión. La segunda edición en inglés se terminó en el 2004, y cambios menores fueron incluidos en el 2007 y en el 2013. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, es una nueva traducción de los idiomas originales al español que utiliza la misma filosofía y orientación que guiaron el proyecto en inglés. Se comenzó en el 2001 y fue terminada en el 2010. Ajustes y cambios menores fueron incluidos en el 2013.